El escenario es inmejorable, el contacto con la naturaleza, riscos, activación física, el cantar de las aves, el sonido del viento que usa a los árboles como instrumento para hacerse presente, ese es el Rincón del Matambre, donde dos enormes cabezas se encuentran a las altura del kilómetro 26 de la carrera 400, en el ejido de Escolásticas.
Fueron hechas en 2014 por los artesanos Fernando Arévalo y Martín Nieto con el fin de generar atracción turísticas al lugar y que no solo sea un lugar de exportación de cantera.
Se dice que escultores italianos han llegado a Escolásticas, en Pedro Escobedo, aprender sobre el oficio y el trabajo en cantera; sin embargo, más allá de la vocación docente del ejido, la llegada de turistas no es mucha, en ese sentido, cuentan los creadores, las cabezas son un aliciente para la visita.
Una cabeza representa a un indígena, la cual fue cincelada por Fernando Arévalo; mientras que la otra es la imagen de una mujer, originalmente sería la virgen fue tallada por Martín Nieto.